¿Es real la posibilidad de que México se convierta en una especie de Cuba o Venezuela?

¿Es real la posibilidad de que México se convierta en una especie de Cuba o Venezuela o sólo se busca desacreditar a Andrés Manuel López Obrador y a Morena?
La respuesta a esta pregunta no puede ser tajante. Hay un sí y un no, con sus respectivos por qués.
¿Por qué no?
En primer lugar, Venezuela y Cuba son dos países distintos. En uno hay un régimen socialista, en el otro -en principio, por lo menos-, se trata de una república democrática (aunque no hay que olvidar, que Chávez intentó primero derribar al poder gobernante mediante un golpe de Estado en 1992). Aunque la orientación política de Chavez-Maduro es empática a la de Cuba (y a la boliviana) no son, ni serán lo mismo. ¿Cuál es la diferencia? Que en el caso de Venezuela, cuando su pueblo encuentre los medios para echar a Maduro a la calle, se restaurarán los poderes y se reactivarán su Constitución y Asamblea Legislativa originales. En el caso de Cuba, no. Es y seguirá siendo un régimen socialista, con y sin los Castro. En palabras sencillas, mientras que Venezuela es una república democrática secuestrada por un dictador (N. Maduro), Cuba es un régimen socialista, cuyo dictador es el Estado.
Otro factor a considerar es la pobreza. Cuba es pobre, primeramente, por el tremendo embargo comercial; sin ese embargo comercial, Cuba fuera más próspera que México. Aun así, en esa isla, hay condiciones sociales que casi ni se pueden creer: 0% analfabetismo y la mayor tasa de médicos por persona en el mundo, lo que le hace falta son libertades y comercio internacional, cuestiones que sufre por el carácter de su régimen socialista. Pero Venezuela es un país empobrecido por culpa de sus irresponsables políticas económicas y políticas. Ni siquiera fue Hugo Chávez quien llevo a esta situación (aunque al final de su vida, la economía Venezolana iba en picada), sino a Maduro, quién no sólo no supo corregir el rumbo de su país, sino que destruyó todas las oportunidades de prosperidad de su pueblo.
México, por su Constitución, su historia ante la democracia, no podría convertirse en ninguna de las dos. Se requerirían pasos, que por lo menos en principio, López Obrador no estaría en condiciones de dar: debilitar al poder legislativo (aunque el desafuero es una condición para ello); modificar la Constitución, particularmente en lo referente a la reelección del presidente (lo cual sería anti maderista); debilitar la propiedad privada, (lo cual sería, propiamente anti juarista). La llegada de López Obrador al poder, debe (o debiera) entenderse como un cambio de presidente y no un cambio de régimen. Se cambiará a quien ejecuta las leyes y no las leyes en sí.
Otras condiciones que impedirían la venezuelización de México son: la cercanía a los Estados Unidos,la existencia real de una oligocracia (el gobierno de unos cuantos, "la mafia del poder", pues) que no permitirían un cambio de régimen. Y el propio pueblo de México (al que López Obrador considera sabio), que en cuanto siente el perjuicio en los bolsillos, sabe reaccionar.
¿Por qué sí?
Venezuela llegó a un cambio de régimen a través de un cambio de presidente. Hugo Chávez, usando argumentos populares, pasó por encima de los demás poderes e instauró las condiciones de una dictadura. En ese sentido, es posible que México, se convirtiera en una Venezuela, si se debilita al poder legislativo, si se cambia la Constitución, si se empieza a ser indisciplinado en las medidas mercantiles y económicas. A mí, no me daría tanto miedo, López Obrador, como sí me lo provocan Fernández Noroña o Martí Batres, quienes, como Maduro a Chávez, pudieran suceder a AMLO en el poder, perpetuandose y reproduciendo las condiciones intolerables de un régimen dictatorial.
Mis conclusiones
En principio, no debiéramos temer un cambio de presidente, ni de partido en México. Solo se cambia al ejecutante. Si no sirve -como no sirvieron Peña Nieto, ni Calderón, ni Fox- se cambia de partido y ya está. El problema vendría, si con el cambio de partido y de gobernante, se incita a modificar aspectos políticos, económicos y sociales fundamentales: la reelección, la debilitación de los poderes legislativo y judicial, la disciplina fiscal, mercantil y económica, y el sometimiento social de la población.

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